Hemos trabajado las religiones antiguas de Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma.
Hemos leído esta leyenda griega.
La primera tela de araña creada por Atenea
Aracne era la hija de un tintorero de la región de
Lidia. Además de ser una muchacha muy hábil con el telar, era también un poco vanidosa y se pasaba los días presumiendo de lo bien que
tejía. Era cierto que tejía bien; lo hacía tan bien que mercaderes de todo el
mundo iban a su casa a comprarle sus creaciones en el telar y sus telas. Pero
no era tan tan buena como ella se pensaba.
Uno de esos días que Aracne se creía la
mejor del mundo con el telar se le ocurrió decir que era incluso más hábil que
la propia diosa Atenea. Y claro, la diosa se enfureció porque
nadie, pero nadie, es capaz de ser mejor que Atenea en cuestión de manualidades, que para algo es una
diosa. Así que Atenea bajó del Olimpo y se encaró
con Aracne.
-
¡Cómo te atreves a decir que eres mejor tejedora que yo!- le dijo la
diosa Atenea a
Aracne.
-
¡Porque soy mejor que tú y cuando quieras te lo demuestro!- contestó Aracne.
Así
que decidieron solucionar la discusión con una competición de telares para ver
quién de las dos hacía la creación más bonita en el telar. Se pasaron varios
días tejiendo, no comían, no se iban a dormir, no
descansaban. Y cada una en su telar se esforzaba por tejer el dibujo más bonito.
Finalmente lo terminaron y la verdad es que la diosa Atenea se
llevó una sorpresa.
Aracne había tejido un dibujo precioso que representaba
a todos los dioses olímpicos de forma muy realista, así que la diosa Atenea se
enfadó y no quiso dar su brazo a torcer.
-
El mío es más bonito- decía Atenea. Y como era una diosa nadie se atrevió a llevarle la
contraria.
Pero
todos sabían que el dibujo de Aracne era más bonito. También lo sabía Atenea,
que se lo tomó tan mal que convirtió a Aracne en una espantosa araña
peluda. Hasta entonces nunca antes había
habido una araña en el mundo, pero toda la gente se asustó muchísimo al ver a
la muchacha convertida en araña. Cuando la gente vio lo que había pasada, le
pidieron a Atenea que
suavizara un poco el castigo y al final a la diosa le dio un poco de pena y
se le ablandó el corazón.
Así
que decidió recompensar a la joven Aracne, que ahora era una araña peluda, dejándole que pasara
el resto de su vida haciendo lo que más le gustaba hacer, que era tejer. Y así
fue como las arañas empezaron a tejer su tela
de araña y nunca, nunca se paran de
tejerla.